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Fernando García, delegado de Andalucía, nos envía la crónica del curso de Semana Santa celebrado en Jerez escrita por Jesús Anelo. Se pueden ver fotos del evento en este enlace.

CRÓNICA DEL CURSO DE SEMANA SANTA DE LA AEAT ABRIL-2009.

Durante los días 10, 11 y 12 de abril se celebró, por primera vez en la historia de la Asociación Española de Aikido Tradicional, un curso en la región de Andalucía, y más exactamente en la provincia de Cádiz, impartido por el maestro 6º DAN Rafael Regaño. Cuando nos enteramos de la noticia por parte de nuestro instructor, Fernando García, todos la acogimos con ilusión y expectación. Al ser tan cercana en el espacio podríamos asistir todos sin tener en cuenta los problemas económicos y personales que conlleva la celebración del curso en una ciudad lejana.

Asistimos casi todos los compañeros y compañeras del gimnasio “Isla Caribe” de San Fernando junto a cinco compañeras de la zona de Madrid. Se echó de menos la asistencia desde otras zonas del país y especialmente de Granada y Málaga, pues aunque no pertenecen a la asociación estaba previsto que participaran en el curso como un primer acercamiento.

El primer día comenzó con una explicación sobre la historia del origen de la asociación y de la experiencia vital de Rafael Regaño en relación a las artes marciales. Esto nos sirvió para ir aclarando ideas e ir situando en el lugar que le corresponde a cada personaje del mundo del Aikido de los que habíamos tenido conocimiento a través de cursos, conversaciones entre amigos, libros o navegaciones por Internet. Acto seguido realizamos la “Práctica de la Respiración”, olvidando todos los problemas y preocupaciones que nos acechan en la vida cotidiana y entrando poco a poco en un estado en el que nuestra mente y nuestros sentimientos se calman para dejar paso a la atención en el momento presente, estado idóneo para empezar la práctica del Aikido.

El desarrollo de la parte técnica transcurrió en un ambiente afable en el que se destacaba la sonrisa en la cara de los practicantes. Al contrario de lo que algunos se esperaban no se estudiaron técnicas complicadas o avanzadas, sino todo lo contrario, se hizo especial hincapié en los fundamentos del Aikido a través de las técnicas más básicas, todo ello aderezado con las abundantes explicaciones, anécdotas y metáforas casi siempre provistas del sutil humor de Rafael Regaño. Se centró en inculcarnos en que el camino del Aikido no es un combate contra un adversario sino que debe ser un camino en el que desaparezcan los conceptos de ataque, defensa, victoria o derrota y empiecen a predominar los conceptos de unificación, armonía y desarrollo interior. Todo ello se reflejaba en una ejecución técnica realizada con suavidad y fluidez en la que Tori se unificaba con Uke sin provocar daño pero sin perder la firmeza.

Las sesiones técnicas finalizaron con la realización del examen de 1º DAN de nuestro compañero David, quién lo paso con honores dando muestras de una gran tranquilidad y fluidez en la realización de las diferentes técnicas.

Es de destacar que el buen ambiente dentro del tatami continuó fuera del mismo con la celebración de un almuerzo conjunto en un restaurante cercano y la realización de un pequeño ágape al finalizar el curso donde se pudo intercambiar impresiones.

Por último quisiera añadir que habiendo estado siempre interesado en el contenido espiritual atribuido a las artes marciales y habiendo pasado por varias de ellas, es en el Aikido donde mayor acercamiento estoy encontrando hacia este aspecto de la práctica. Hasta hace poco, lo que había experimentado en el Aikido, llevo poco tiempo en el camino, lo asimilaba a un método para reducir y controlar a un adversario sin provocarle lesiones. Poco a poco, tras conversaciones con mi instructor, mis compañeros y la lectura de libros mi concepto del Aikido se intentaba transformar. Pero es sobre todo en cursos como éste donde se abren puertas en tu mente a través de las cuales se vislumbran nuevos caminos hacia los que orientar tu práctica debido a que la única forma de asimilar un concepto es practicándolo.

Jesús Anelo